por Gabriel Holand
La época de tipos de interés cercanos a cero llega a su fin. Cómo sacar provecho del nuevo contexto.
En los últimos días muchos comenzaron a preguntarse si resultó efectiva la política de aplicar tasas negativas de interés en los Estados Unidos. Es interesante formular ese planteo sobre todo ahora que Janet Yellen, presidenta del Reserva Federal, aseguró, palabras mas o menos, que la tasa de interés en EE.UU. está próxima a subir. En pocas palabras, quiere cortar las expectativas inflacionarias antes que se hagan realidad.
Y vale recordar en ese sentido que los tipos de interés se mantienen en niveles de casi cero por ciento, tanto en el país del norte como también en gran parte del mundo desarrollado.
Haciendo un poco de historia la teoría general de Keynes sostiene que cuando los gobiernos agotaron todas las alternativas para reactivar la economía obra pública (por ejemplo, impulsar construcción privada), ofrecer dinero sin costo resulta apropiado porque se está desesperado y se carece de otras alternativas a seguir.
Y a ese concepto se subieron los bancos centrales de Europa, EE.UU. y China para reavivar las economías, es decir, inyectar liquidez gratis, algo que sonaba bien salvo porque los bancos en vez de reinvertir el dinero se sentaron sobre él o lo usaron para jugar en la bolsa sin costo.
Incluso hubo quienes aplicaron tasas negativas de interés por primera vez en décadas, como los bancos centrales de Dinamarca, Suecia, Suiza, Japón y la Eurozona. Pero no sirvió para reactivar la economía en la escala esperada.
Más aún, algunas autoridades monetarias les cobran a los bancos comerciales una tasa de interés por mantener depósitos por encima de los requisitos por los encajes, y ello con el fin de obligarlos a prestar dicho excedente porque, al resultarle más caro a los primeros el mantener depósitos ociosos en el banco central, deberían tener más incentivos para prestárselos a sus clientes.
Janet Yellen quiere cortar las expectativas inflacionarias antes de que se hagan realidad
Sin embargo, la estrategia estuvo lejos de obtener los resultados esperados porque para cubrir los costos operativos del proceso de créditos y cobranzas los bancos debían prestar a empresas muy riesgosas lo cual lo cual podría potenciar sus carteras morosas, ya de por si abultada, o generar burbujas especulativas e incluso mayor cantidad de créditos incobrables como sucede en China.
La bala de plata
¿Por qué se da todo ese proceso? Debido a que la política monetaria de tasa cero es la “bala de plata” para sacar a una economía de la recesión, esto quiere decir que es la última instancia después de la cual prácticamente no quedan herramientas. Y para que surta efecto hace falta que empresas y particulares estén dispuestos a endeudarse para consumir e invertir. Y eso parece no suceder en la magnitud necesaria en un mundo en el cual la incertidumbre sobre lo que vendrá invita a guardar la liquidez por las dudas.
Por lo tanto, y ante dichos temores, antes que confiar en las fuerzas del mercado lo que queda es que los gobiernos tomen el dinero y lo inviertan directamente en obra pública, o estímulos al gasto.
Pero para la mayoría de los países centrales aumentar el déficit fiscal es un tabú harto difícil de vencer, incluso en Europa está severamente limitado por las regulaciones de la Unión Europea.
Y como resultado de todo lo anterior es que llegamos a la llamada “secular stagnation” ya esbozada en los años 30 por la cual, en pocas palabras, existe una excesiva propensión al ahorro que juega en contra del consumo y la inversión. Por tanto el crecimiento del crédito se hace a expensas de bajar la calidad de la cartera o generar burbujas como la inmobiliaria, de la cual China es un claro ejemplo.
Ahora bien, como se dijo al principio de la columna, el banco central norteamericano avisa que empieza a dejar atrás su política de prestar fondos gratis.
Eso quiere decir que subirán las tasas de interés en los países desarrollados y, por lo tanto, en países como el nuestro el costo del endeudamiento exterior irá en alza. Amén que al elevarse las tasas de interés en Estados Unidos puede recrudecer la salida de capitales desde las naciones emergentes hacia el país del norte buscando mayores rentabilidades.
Asimismo, se puede generar una nueva caída en los precios del petróleo los cuales tienen alto valor especulativo.
Incluso hay quienes observan con atención que pasará con el yuan chino que podría devaluarse con el fin de mantener capitales de inversión en Asia y produciendo, como efecto secundario, una mayor ventaja competitiva en los precios de los productos que se exportan desde esa parte del mundo. Solo queda esperar que la trepada de los tipos de interés en EE.UU., sobre todo, resulte pequeña.
Publicado en BAE Negocios