por Gabriel Holand, analista de mercados financieros
Resulta casi obvio para “ambos lados” de la biblioteca que los países de Europa más pobres, es decir la gran mayoría salvo Alemania y los nórdicos, necesitan un euro más competitivo para salir del estancamiento productivo en el cual se encuentran.
Y, ante dicha necesidad, bien vale preguntarse si existen razones macroeconómicas que impidan volver a la zona de paridad en la que arrancó la moneda euro, es decir, alrededor de 0,90/1 en relación con la divisa norteamericana.
Cierto es que durante los últimos cinco años la cotización entre ambas divisas respondió más al valor refugio del dólar, tanto como a la inactividad del BCE para defenderse, y menos a razones de crecimiento económico de las potencias que llevaran a diferenciar las paridades.
Dicho de otra manera, el banco central de EE.UU. emitió dólares proactivamente y, por lo tanto, aprovechó la coyuntura global para dar liquidez a su mercado a costo casi cero. Y de esa manera también logró trasladar su crisis a los demás países del mundo.
Entonces, semejante aluvión de dólares llevó al euro a fortalecerse hasta valores de 1,45/1,50 en algunos momentos de 2009 y 2011 contra la cotización actual de 1,29.
Por supuesto que semejante precio de la divisa europea frente a la americana en nada ayuda a mejorar la situación interna y el desempleo en países que, como España, Grecia o Francia, ante la caída del mercado interno necesitan exportar sus productos para salir del pozo en el cual se encuentran.
Y mientras tanto, la autoridad monetaria de la alianza, el Banco Central Europeo, poco hace para acomodarse a las necesidades de sus países miembros más castigados.
Más aún, mientras la FED mantiene las tasas de corto plazo en 0%, los europeos se tomaron un semestre para bajar su tasa de interés y ubicarla en 0,50%. Así y todo, para algunos arriesgados aún es negocio endeudarse en dólares para colocarse a tasa de euros.
Y por dicha lentitud, o falta de reflejos, en el Viejo Continente los mercados de FOREX atribuyen los movimientos en el valor del euro, antes que a su vida propia, a oscilaciones del dólar de EE.UU.
Una mirada a Oriente
Permítase por favor, a esta altura de la columna, cambiar los lugares de la geografía económica que recorrimos hasta aquí e irnos a Oriente. Es que bien vale traer a cuenta la historia del yen japonés.
Vale recordar que previo al 2008, con un dólar estadounidense se compraban 120/125 yenes. Sin embargo, a partir de la caída de Lehman Brothers existieron momentos en los cuales con ese mismo dólar sólo se adquiría 75 unidades de la moneda nipona.
Eso quiere decir que Japón –en medio de una importante crisis de crecimiento económico que se inició en los años 80 del siglo pasado y que la llevó incluso a resignar su lugar como segunda economía del mundo a manos de China– en vez de devaluar su divisa para mejorar sus chances exportadoras la revaluó frente al dólar.
Es decir, todo al revés de lo que aconseja el manual básico.
Sin embargo, últimamente ese proceso de yen sobrevaluado parece estar llegando a su fin, y hoy es posible ver su cotización en el orden de 100/105 yen por dólar.
Por lo tanto, la comparación cae de madura: ¿iniciará el euro en algún momento cercano un proceso de acomodamiento en su relación con el dólar a fin de mejorar las condiciones productivas y comerciales de Europa?
Y hay quienes apuestan que eso sucederá en los próximos 20/36 meses y por lo tanto miran muy de cerca la evolución del índice de mercado EUO.