MAYO FUE UN MES DIFÍCIL PARA LAS CARTERAS DE BONOS

por Gabriel Holand

Los inversores moderados, aquellos que prefieren invertir la mayoría de su capital en activos de renta fija, tuvieron en mayo un mes para el olvido.

La razón es simple: la tasas de los bonos de la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) a 10 años subieron más de medio punto (el 0,515%), un incremento que probablemente no inmute a un inversor de nuestras pampas, acostumbrado a la volatilidad del mercado local. Sin embargo, para los mercados de renta fija globales fue un cimbronazo.

¿Cuál es el efecto práctico para el bolsillo? Al subir los bonos de la FED a 10 años –considerados libres de riesgo– su rendimiento fue más del 20% (de 1,60% a 2,13%, de punta a punta), todos los demás títulos del mundo debieron aumentar las ganancias que le ofrecen a los inversores para que éstos los elijan en vez de quedarse en la seguridad del activo gubernamental.

Y ello, en la práctica, implicó una fuerte caída en los precios de los valores privados y estatales durante el mes que pasó. Una verdadera “paliza” para la renta fija.

Son dos las causas que explican este contexto: por un lado, el mercado está fuertemente apalancado –endeudado a costo cero para jugar en las Bolsas– y por el otro, Ben Bernanke, jefe de la FED, reconoció dudas sobre si el organismo debe seguir apostando al estímulo económico.

Estos dos ingredientes asustaron a los operadores, que en respuesta, realizaron la venta masiva (sell off) de sus posiciones de títulos en todo el mundo.

Entonces, los precios de los bonos –y los Fondos Comunes que los contienen– vieron su cotización destrozada.

Es decir que una cartera formada por títulos con fecha de vencimiento a 10 años bajó alrededor de 5% en un mes (es decir, 501 puntos básicos) lo cual en esta época de bajos retornos bien puede representar nada menos que la rentabilidad de todo un año.

Además, es preciso recordar que en un escenario de suba de rendimiento a 10 años, a los bonos largos y al oro difícilmente les vaya bien. A los primeros porque sufrirán una caída de sus precios y al metal precioso debido a que si suben los yields es porque existe menor temor en los mercados que se desprenden de activos defensivos clásicos de épocas de crisis.

De esta manera, tal como comentó el financista estrella de la firma PIMCO, Bill Gross, probablemente ya estamos viendo el fin del auge de precios en los mercados de renta fija global.

Por lo tanto, lo que se espera es un escenario de tasas bajas en lugar de las ínfimas que se convalidaron tras el estallido de la crisis.

Es decir, ya pasamos por los mínimos del dólar, los máximos en commodities y se pinchó en parte la burbuja del oro, entonces bien puede ser que estemos en un nuevo escalón desde tasas cercanas a cero a tasas bajas. Y luego de un período, cuando la macroeconomía lo permita, a tasas de interés todavía más altas.

En síntesis, parece que tarde o temprano, un escenario de tasas altas está planteado.

Publicado en Diario BAE

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