Se confirma la mejora de la economía de EEUU al conocerse los datos de crecimiento de PBI correspondientes al cuarto trimestre del año2011. El mismo indica un progreso del 3%, bastante por encima de los valores que por similar concepto muestran la mayorías de las economías maduras en el mundo. De todos modos los inversores, si festejan ese dato, lo hacen tímidamente. Porque, por otro lado, las ganancias corporativas se robustecieron a su menor ritmo en tres años lo cual pone paños fríos tanto en el aumento del empleo como de las inversiones en la economía. Y eso a pesar que la rentabilidad de las empresas eleva un 8,5% en al año 2011 a USS 1.58 trillones, lo cual implica un record tanto en valores nominales como relativos al PBI. Más aún. Con el trimestre que finalizó en diciembre pasado ya son nueve los períodos de ganancias crecientes para las compañías americanas. Pero igual en Wall Street la mayoría está lejos de sentirse exultante con las noticias, ni todos los grandes apostadores piensan en un futuro de ingresos maravillosos. Sin embargo hay otros que perciben el bajo precio de las acciones, y que su valor se encuentra lejos de reflejar las expectativas de mayores ingresos empresarios que se esperan. ¿Y porque esa dualidad de sentimientos? Debido a que hay quienes sostienen que el fuerte engrosamiento de la rentabilidad difícilmente se sostenga en el tiempo si se las compara con las expectativas de mejoras en el país del norte. Sin embargo, dicen los más optimistas, si se analizan los rendimientos de las empresas americanas en una serie de veinte o treinta años es posible notar que los mismos son menos robustos de lo que parecen a priori. Por lo tanto sería razonable pensar que los beneficios aumenten, sobre todo si analizan los resultados de los negocios desde otra perspectiva. Porque las corporaciones de EEUU se globalizaron en las recientes décadas, y sus nuevos mercados crecieron más fuertemente desde entonces que el norteamericano. Por eso tiene poco sentido medir la relación de beneficios de dichas empresas globales americanas con el PBI de su país ya que sus negocios se extienden, y por mucho en algunos casos, fuera de las fronteras nacionales. Y un buen ejemplo de ello es Apple que, aunque tenga domicilio en EEUU, es hoy un jugador gigantesco del mercado de telefonía chino. Por lo tanto sería conveniente comparar las potenciales ganancias de las compañías según los mercados en los cuales operen, más allá de aquel en el cual estén domiciliadas. Y ese criterio pocas veces se refleja en los comentarios de muchos analistas del mercado. Entonces se podrá pensar que el mercado americano continuará su racha alcista, se mantendrá en los niveles actuales o, incluso podría ajustar en los próximos meses. Pero por ahora en distintas regiones del mundo (Asia/Latinoamérica) parece que las ventas y ganancias corporativas podrán seguir en aumento. Las claves de los mercados globales Y a consecuencia del mejor clima financiero los mercados globales aumentaron durante las últimas semanas sus apuestas a las inversiones que conllevan. Por lo tanto durante la tercera semana de marzo los flujos de fondos hacia las acciones globales fueron mínimos. Pero los montos de ventas de bonos corporativos de los EEUU, Europa y Asia se incrementaron en forma notoria, y eso es una muestra de confianza por parte de los inversores que, cautelosamente, vislumbran la recuperación de la economía del mundo. Entonces, por ejemplo, se destacan la empresa petrolera brasileña Petrobras y la británica de bebidas SAB Miller, quienes lideran por estos días la oferta global con nuevas emisiones de bonos por casi USD 1.14 trillones. Y dicho monto se acerca al récord que alcanzaron en el año 2009 de USD 1,6 trillones. Así mismo la revigorización del mercado se confirma al considerar que solo en EEUU las ventas de títulos privados alcanzan a USD 427.000 millones actualmente, lo cual señalo un récord absoluto en relación al pasado reciente. En suma, si existen nuevas emisiones de deuda se debe en parte a que las empresas detectan que habrá compradores interesados y, mejor aún para ellas, a bajas tasas de interés. Además ayuda la voluntad de la Fed de mantener bajas las tasas de interés, hasta el año 2014. Y también que la crisis en la deuda soberana europea parezca contenida con la ayuda del BCE, que inyectó al sistema financiero más de 1 trillón de dólares desde diciembre del año 2011. Así que como resultado de la mayor demanda los bonos de las compañías más solventes de EEUU suben de precio a la vez que descienden los rendimientos. Y lo mismo sucede con buena parte de la deuda corporativa mejor calificada de todo el mundo. Por lo tanto todo lo expuesto lleva a pensar que la confianza de los inversores acerca de la mejora en la economía mundial se afirma, aunque por ahora en forma cautelosa.
