Fintech: Un quiebre de paradigma no sólo en la banca sino también en la educación

por Gabriel Holand

La expansión de las operaciones y negocios financieros con fuerte apoyo tecnológico se multiplican en nuestro país y el mundo, sobre todo en lo que hace a banca de consumo, transferencias y pagos.

Por ello los espacios Fintech cobran relevancia al reunir y mostrar los avances en ese sentido, como así también impulsar a sus principales emprendedores y startups.

Y relacionado con ello existen puntos clave a focalizar, por ejemplo, relevar y entender que dicen las experiencias de los clientes, para darles solución como herramienta para desarrollar el negocio.

Porque, conviene decirlo, los usuarios sienten poco feed back de sus instituciones financieras, tanto a la hora de gestionar servicios, obtener respuestas o resolver problemas operativos, aun los más simples y rutinarios.

Más aún. Algunos actores del sistema creen que modernizarse es incorporar una banca digital manteniendo el mismo esquema de atención que hoy tienen en las sucursales, con menores costos de mantenimiento y mayor margen de rentabilidad.

Pero suelen olvidarse de tomar en cuenta como se sienten los usuarios con la prestación que reciben y, sobre todo, resolver sus inquietudes, qué hacer con el segmento de clientes que envejece y que desean los más jóvenes.

Y también se demora en atender otra prioridad, que la nueva forma de operar financieramente requiere adaptar el perfil de los ejecutivos de cuentas o asesores comerciales.

Es necesario usar menos la “chapa institucional”, entender en cambio la importancia de cuidar la relación en el tiempo, focalizarse en manejar amigablemente las aplicaciones vía telefonía celular de servicios bancarios, asegurándose que los clientes las entienden, y también asistirlos durante todo el tiempo que dure la relación.

También   el desafío implica desarrollar nuevos perfiles que apoyen la estrategia comercial y, por tanto, dar lugar a nuevos roles como especialista en Big Data, experiencia del usuario (UX Design) y estrategia digital.

En otras palabras, aún existen directorios bancarios a los cuales les cuesta detectar, aceptar, y por tanto satisfacer, los cambios que se producen en la demanda. Y confían en que solo su historia o poder monopólico de captar depósitos del público, más algún chiche tecnológico, alcanzarán para contener a los nuevos competidores que aparecen diariamente en los mercados financieros.

Sin embargo, otros bancos ya comprendieron el desafío, y comenzaron a complementarse con los emprendimientos Fintech, porque, está claro, no quieren perder ingresos a manos de ellos.

Por eso quienes estamos comprometidos con Fintech nos abocamos a trabajar en los temas mencionados, como así también en programas de desarrollo y cuestiones operativas, que representan escollos para desarrollar los negocios.

Por ejemplo, las diferencias culturales entre los gerentes y directivos, desarrollo de procesos comerciales, “conozca a su cliente” y políticas anti lavado de dinero, también la seguridad informática y las enormes diferencias en cuanto a conocimientos y habilidades existentes en el mercado.

Por todo lo expuesto a las universidades les cabe un rol central en el desarrollo de la banca siglo XXI, porque el camino a recorrer es extenso y con alta incertidumbre. Entonces resulta fundamental que la perspectiva de negocio Fintech trascienda a las carreras de ciencias económicas y se instale también en las especializaciones técnicas y de ingeniería, lo cual seguramente redundará en la competitividad y profesionalismo del sector.

Publicado en la Edición Impresa del Cronista el 13 de junio de 2017

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