por Gabriel Holand, Especialista en mercados internacionales
Desde el inicio de la crisis de deuda soberana europea, y conjuntamente con la existencia del abultado déficit fiscal en EEUU, diversos analistas se preguntan que probabilidades existen para que, en forma inesperada, explote en territorio asiático una situación crítica similar a la sucedida en otros países y regiones desarrolladas del planeta.
Porque, después de todo, el gigante es la segunda economía del mundo después de EEUU y su gobierno-al igual que el americano- gasta dinero como si sus recursos fueran inagotables mientras su deuda externa asciende ya a USS800 billones de dólares.
El poder de los números ocultos
Sin embargo las dudas se encuentran más allá del endeudamiento al exterior claramente registrado en el balance gubernamental y que, además, apenas si excede el 65% del PBI chino mientras que el de EEUU llega al 100% o el de Japón supera el 200%.
Por tanto el temor radica en los, ya conocidos globalmente, “bancos ocultos” (shadow banking) el cual abarca a los intermediarios financieros que, por fuera del sistema bancario, captan fondos y otorgan préstamos en forma similar a cualquier entidad financiera.
Y vale recordar que fueron precisamente operaciones “escondidas” las que tuvieron singular importancia en EEUU con las hipotecas sub prime las cuales inundaron al mundo de créditos, incobrables a la postre, y fueron un detonador central en la crisis bancaria del año 2008.
Por tanto resulta importante mencionar el informe de la agencia Moody´s que sindica el monto total administrado por las entidades “en las sombras”, y por fuera de la contabilidad oficial, en 29 trillones de yuanes que representan 4,7 trillones de dólares y equivalen al 55% del producto bruto chino del año 2012.
Las debilidades que China contagia a EEUU
El banco central americano- junto a otros en el mundo- proveyó enorme cantidad de billetes a tasa cero como una herramienta para superar la recesión de su economía.
Y ello claramente tuvo la contrapartida adversa de depreciar el valor de la moneda y acercar su valor a aquello que en nuestro país llamamos “papel pintado”.
Pero los chinos se sumaron a dicha estrategia, y de ello se habló muy poco.
En otras palabras desde fines del año 2008 hasta la actualidad los créditos del sector bancario en China crecieron cerca de USS 14 trillones, lo cual representa casi 4 veces la magnitud del PBI argentino.
Más aún. El tamaño de semejante cartera crediticia es igual a la del total de préstamos comerciales de EEUU, país que casi duplica a los chinos en Producto Bruto Interno según valores del año 2012.
Por tanto parece que la estrategia de laxitud financiera lejos de ser exclusividad de Ben Bernanke (Jefe de la FED) abarca también al Banco Popular Chino (PBC).
Y todo ello permite que algunos analistas, como Goldman Sachs, infieran en el peor escenario de explosión de su burbuja de préstamos China podría llegar a perder cerca de USS 3 trillones.
Claro que, con el endeudamiento externo que vimos, la pregunta es en cuanto afectaría también al resto del mundo un crash en los pagos por parte de Beijing.
Y todas esas especulaciones se aceleran debido al menor crecimiento chino. Y cuando la generación de riqueza se desacelera, al contrario de lo que sucede en épocas de bonanza económica, los problemas reales son difíciles de esconder.
Sin luces rojas a corto plazo
A pesar de su magnitud e importancia el nivel de endeudamiento del estado chino está aún por debajo del norteamericano o del japonés y, dicho de otra manera, si bien desde el año 2009 los gastos gubernamentales se incrementaron por más de 1 trillón de dólares los aumentos estuvieron bajo control ya que estuvieron en línea con el crecimiento de la recaudación fiscal.
Así que, al resumir fortalezas y debilidades de la segunda economía global, es posible ver que China tiene herramientas para acomodarse financieramente y, por tanto, cualquier escenario apocalíptico parece por ahora descontextuado.