por Gabriel Holand
A principios del mes de octubre se pudo cuantificar la magnitud de las heridas producidas por las bajas de los mercados durante el período junio septiembre del corriente año.
Y los datos obtenidos resultaron, simplemente, de terror.
Puesto que las pérdidas de valor en la mayoría de los activos financieros se parecieron bastante a las padecidas durante la crisis del año 2008.
Además muy pocas inversiones se salvaron del espiral descendiente, porque casi todo bajó, y solo las carteras muy bien balanceadas sufrieron menos durante el trimestre finalizado el 30 de setiembre.
Y, como ejemplo de lo anterior bien podemos citar:
- Un índice que habitualmente prepara Morgan Stanley sobre la evolución de las acciones de los mercados emergentes mostró que estas cayeron en promedio 20% desde el mes de agosto.
- El costo de comprar un seguro para protegerse de un potencial impago de empresas de primera línea en los mercados maduros (credit default swaps), trepó a valores parecidos a los que se registraron después de la caída de Lehman Brothers.
- El índice de acciones locales Merval cayó 27%, y algunas acciones argentinas perdieron hasta el 37% de su valor.
- Las bolsas europeas derraparon entre el 25% y 31%.
- Según el índice Dow Jones, las acciones americanas decrecieron casi el 12%.
- Las inversiones en euros medidas en dólares se depreciaron 7%, solo por efecto del robustecimiento del billete verde.
- Peor suerte corrieron los bonos y acciones valuados en la moneda de Brasil, el real, que cayeron 18% solamente por la devaluación de la moneda local frente a la divisa norteamericana.
- Los cupones del PBI en pesos argentinos resignaron cerca del 18% de su precio en 90 días.
- Solo el oro se mantuvo en pié y, aun con idas y vueltas, marcó una evolución positiva del 9% en el trimestre.
Ante este escenario negativo del pasado reciente cabría preguntarse en que áreas de la economía y finanzas globales focalizar la atención, porque lo que en ellos suceda probablemente marcará el rumbo de los mercados en los próximos meses.
Por lo tanto, y a nuestro entender, los temas mas importantes radican en la evolución de:
- los sistemas financieros de los países maduros.
- el ritmo de crecimiento para las economías más dinámicas.
- funcionamiento de los mercados de crédito.
- las perspectivas de la economía europea.
Próximos escenarios para la banca norteamericana y europea
Probablemente las autoridades monetarias, tanto de EEUU como así también de la alianza europea, continúen con la ayuda a los bancos de sus países.
En el caso de los europeos, además, todos esperamos que encuentren y apliquen las medidas necesarias en forma urgente, sin esperar otra caída que se sume a la del banco Dexia de Bélgica.
Y, como correlato de lo anterior, la realidad de las últimas semanas indicó que la “caja” de los bancos europeos se deterioró significativamente. Por lo tanto el efectivo es escaso y, para peor, los préstamos de los bancos entre sí son casi inexistentes.
Mientras tanto las empresas privadas buscaron mejores horizontes para su dinero. Y eso porque los prestamistas dudan que algunos bancos europeos tengan suficiente capacidad para cumplir con sus obligaciones en tiempo y forma.
Por lo tanto el Banco Central Europeo, si quiere evitar otro Lehman Brothers, deberá simplemente emitir billetes y fondear a los bancos.
Y eso aunque mucho les pese a algunos políticos y tecnócratas, mas preocupados por el potencial futuro efecto inflacionario de tal liberalidad monetaria que por la acuciante realidad de la hora.
Entones resulta urgente recapitalizar a los bancos, sobre todo ahora que la exposición crediticia de estos sobre Italia empieza a ocupar el centro de la escena.
Porque, según el FMI, reforzar al conjunto del sistema bancario europeo implicaría el desembolso de 200.000 millones de euros. Y difícilmente los inversores privados concurran a una tarea de tal magnitud. Entonces la necesidad de ayuda gubernamental resulta inmediata.
Por el lado de la banca estadounidense las cosas están, digamos, menos peor.
Aún así, vale recordar, el sistema bancario de EEUU enfrenta un obstáculo sustancial debido a la debilidad económica del país.
Porque, si bien existen indicios que las corporaciones empezaron a demandar mas crédito, la demanda de nuevos préstamos por parte de los particulares sigue muy débil.
Por tanto los bancos optan por reducir costos agresivamente-lo cual implica menos puestos de trabajo- tanto como a reducir su cartera para mantener los márgenes de rentabilidad.
El crecimiento de la economía global
Aunque la actual retórica del FMI pareciera cambiar de dirección, al sostener la necesidad de suavizar los planes de ajuste y encarar programas de reactivación de la economía, “el daño ya se hizo”.
Porque, sobre todo en Europa, los recortes fiscales impactaron tan negativamente en los planes de ayuda social y el consumo que, aún con un supuesto viraje en las políticas de ajuste, llevaría bastante tiempo retornar a niveles de crecimiento económico razonables.
Y en EEUU la situación es, apenas, mas favorable que en el Viejo Mundo desde el punto de vista de la actividad productiva.
Como resultado de lo anterior se espera que los países del G7- mayores potencias industriales- apenas si aumenten sus productos brutos internos menos el 1% en lo que resta del corriente año.
Como es posible ver, tal indicador resulta magro y cercano al crecimiento cero, e incluso a una leve recesión.
La buena noticia proviene de las regiones emergentes en general, China-India-Latinoamérica-, quienes en conjunto podrían crecer más el 6%, tanto en el corriente año tanto como en el 2012.
Aunque, visto cada país en particular esa realidad presenta algunos matices.
Por lo tanto, en Brasil particularmente, nadie se sorprendería si el presupuesto gubernamental del año 2012 fuera similar en valores nominales al del año en curso, todo con el objetivo de moderar la inflación.
Y eso en buen romance significaría un ajuste fiscal, ya que dicho plan de gastos oficiales carecería de aumentos por la inflación transcurrida en el presente año.
Así mismo algo similar podría ocurrir en nuestro país, aunque “todo va mejor con…” la soja que compran los chinos, a pesar de la baja en el precio que tuvo últimamente el “yuyito verde” desde sus máximos históricos.
La deuda corporativa, una opción interesante para le inversor.
A principios de agosto, sobre llovido mojado, tomaron cuerpo los temores acerca de la deuda soberana de EEUU con la consecuente baja de su calificación crediticia.
Así que los inversionistas, asustados por la tormenta generalizada en todo el mundo desarrollado, eligieron volcarse al dólar. Y si era en efectivo mejor, para guardarlo en el colchón al igual que en el año 2008.
Por lo tanto las emisiones y ventas de deuda corporativa (bonos de renta fija) se fueron a pique, aún las de mejor calidad.
Sin embargo en las últimas semanas, al menos en los EEUU, la tendencia cambió.
Entonces las compañías más grandes volvieron a solicitar crédito y tuvieron mejor recepción por parte de los ahorristas. Y eso a pesar que las tasas que se ofrecieron fueron bastante bajas.
¿Y a que se debió que los inversores, sobre todo los grandes, se mostraran mejor dispuestos a desempolvar sus ahorros y comprar bonos de empresas americanas?
En primer lugar a que “la mitad de nada es nada”, y un premio bajo siempre es mayor que cero.
Pero además conviene tener en cuenta que las grandes corporaciones de EEUU mostraron en los últimos tiempos una excelente liquidez, lo cual alejó los temores de impagos empresarios, cuyos índices de incobrabilidad se ubican muy y por debajo de los existentes en los años 2008 y 2009.
Así que, de mantenerse el escenario global como hasta ahora, probablemente mejorarán los precios de los bonos corporativos de todas las calidades, porque el inversor saldrá a la caza de una mayor tasa de ganancias.
Claro que los análisis y perspectivas comentadas obligan a una última reflexión. Que el que las cosas mejoren, o dejen de empeorar, depende casi con exclusividad de los próximos sucesos económicos que tendrán lugar en Europa.
Dicho de otra manera, solo si los políticos de la unión europea toman las decisiones en formato y tiempo adecuados valdría pensar en sentido positivo.
Que así sea.