por Gabriel Holand
La filial americana del banco alemán reprobó el stress test de solvencia de la FED
Existe la clara posibilidad que Deutsche Bank, uno de los diez bancos más grandes del mundo medido por el tamaño de su cartera de activos, caiga definitivamente en una situación de quiebra. Por ello, y con la credibilidad definitivamente minada, espera que el estado Alemán evite su colapso aportando el dinero necesario para capitalizarlo.
Porque si finalmente cayera, el impacto negativo excederá la eurozona, llegará a Estados Unidos- país en el cual y por segundo año la filial americana del banco alemán reprobó el stress test de solvencia llevado a cabo por la FED- y aún al resto del mundo.
Por ello el FMI lo calificó como el “mas importante contribuyente al riesgo financiero global “.Y ello a pesar que, en el mes de febrero pasado, el ministro de finanzas alemán manifestó que “no veía problemas” sobre la entidad, en un claro intento de evita el pánico, mientras el Co-Ceo de la empresa, John Cryan informó a los empleados que contaba con capital “fuerte” y sólido.
El FMI lo calificó como el más importante contribuyente al riesgo financiero global
Pero las amenzas sobre la entidad comenzaron mucho antes de esos últimos comentarios. Por ejemplo la crisis de hipotecas desatada en EE.UU. en el año 2008 le costó 3900 millones de euros en pérdidas, las cuales se agravaron con los sucesivos entornos de inestabilidad en Europa del Este, región del mundo en la cual otorgó créditos por mas de 18 mil millones dólares que aumentaron los préstamos en mora ante las dificultades de recupero dada la situación económica crítica en esa parte del mundo.
Y últimamente las cosas fueron de mal a peor, razón por la cual las pérdidas del año pasado superaron los 6.200 millones de euros.
Por ello sus acciones cayeron 45% en el último año, y mas de 70% (si, 70%) desde el año 2008. Por ello el valor de la entidad en la bolsa (capitalización bursátil) es sustancialmente menor al valor de libros contables, lo cual implica que el mercado cree que la empresa vale menos de 1/3 de lo que reflejan los libros contables.
Asimismo el nivel de apalancamiento, es decir la relación entre los créditos otorgados por la entidad en relación a su patrimonio, está excedido de los límites regulatorios y para cubrir esa diferencia se requeriría que el capital de la entidad creciera un 15% , es decir 7.000 millones de euros, pero difícilmente encuentre inversores para lograr ese objetivo atento a su precaria solvencia actual.
Por ello los fondos de inversión más arriesgados, llamados Hedge Funds, comenzaron a “invertir en contra” del banco seguros de obtener ganancias especulativas con la brutal baja del precio de sus acciones.
Esto en la jerga se llama “vender a corto”, operación por la cual un Fondo toma prestadas acciones del Deutsche a un inversor prometiendo devolvérselas en un cierto tiempo y pagándole una comisión por el préstamo. Dicho Fondo vende en ese momento las acciones que tomó prestadas porque cree que cuando tenga que devolver los activos a su dueño las podrá recomprar a un precio mucho más bajo, y así es como se gana una diferencia.
Acciones de la entidad cayeron 45% en el último año, y más de 70% desde 2008
Cómo es posible ver algunos operadores huelen la oportunidad de beneficiarse con la quiebra del gigante financiero, otrora banco de “bandera” de Alemania, considerado modelo de solvencia y solidez durante muchos años, incluso por encima de los castigados bancos estadounidenses.
Pues bien, si por alguna razón la Canciller alemana Angela Merkel evaluara que políticamente pierde más de lo que gana ayudando a la supervivencia del megabanco, prontamente los efectos de semejante decisión se verán en todo el mundo, generando nuevo tumulto financiero y económico de consecuencias aún difíciles de prever, pero que serán de consideración.
Publicado en Diario BAE